Tardes oscuras casi grises como la canción, suelo caminar al mismo parque a la misma banca, aguardo pacienzudo a que la noche se tiña de un amargo negro azulenco, intento manipular el clima deseoso de ver una llovizna, algunas veces con suerte otras no.
Cada día una sediciosa voz me insita a tentar la vida, a luchar contra mi, es como una riña, una deuda diría yo.
Ermitaño, insociable, de pocas palabras,
Sigo reglas para ser normal y rompo esquemas en silencio para seguir siéndolo. No le temo a los sobre nombres, sigo en mi pesquisa firme hasta morir y como todos salgo a la calle en busca de amor,
Dicen que nadie sucumbe de amor y hay quienes pasan la vida juntos, y quienes el alma lo perdieron en la búsqueda, como yo.
A mis 87 años ya no se que pensar solo que…
El amor es lo que la vida me deberá lo que nunca me termino de dar.
Cada día una sediciosa voz me insita a tentar la vida, a luchar contra mi, es como una riña, una deuda diría yo.
Ermitaño, insociable, de pocas palabras,
Sigo reglas para ser normal y rompo esquemas en silencio para seguir siéndolo. No le temo a los sobre nombres, sigo en mi pesquisa firme hasta morir y como todos salgo a la calle en busca de amor,
Dicen que nadie sucumbe de amor y hay quienes pasan la vida juntos, y quienes el alma lo perdieron en la búsqueda, como yo.
A mis 87 años ya no se que pensar solo que…
El amor es lo que la vida me deberá lo que nunca me termino de dar.
1 comentarios:
Bien muchacho, su estilo es muy peculiar.
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"Sonrieme"